El primer recuerdo que tengo
de Pablo se remonta a finales de los 80. Apenas pasaba la treintena y ya hacía
internacional. En el argot del transporte profesional, es lo que se conoce como
circular por el extranjero.
Llevaba mi camión, el
Renault “Mª Victoria” y cuando se iba de viaje decía que se iba con su novia. Lo
que no recuerdo es si ya iba con su inseparable puro, que aún hoy no ha
soltado, muy a mi pesar. Ya se disponía de la ayuda del tacógrafo, pero Pablo
nos cuenta cómo ha evolucionado ese pequeño aparatito que registra la distancia
recorrida y la velocidad del vehículo, tan importante en la vida del chófer.
Pablo empezó trabajando para Manuel Tortosa Pérez, y más tarde pasó a
Transportes M. Tortosa S.L.
Al principio de los tiempos,
no se usaba nada. Las paradas se hacían a petición del interesado, cuando
estuviera cansado, o cuando quisiera hacer una parada para comer o similar.
Entonces las carreteras eran bastante peores, no había autovías y la única
ayuda era el mapa en formato papel, que más vale que estuviera actualizado, si
no querías acabar en un destino bien distinto.
Más tarde se incorporó el
libro de ruta, donde se anotaban las horas de conducción y las paradas de forma
manual. Era una manera de controlar los descansos, y podía ser solicitado por
la Guardia Civil u otras autoridades.
El nacimiento del tacógrafo
de disco supuso el salto de calidad. Un sistema totalmente automático, no
manipulable y en un soporte de fácil lectura e interpretación. La hoja de
registro o disco diagrama se introducía en el tacógrafo. Al estar fabricada de
un papel especial, los dispositivos impresores registraban, por presión de
manera continua, los gráficos que se hacían en función del tiempo. Cada disco tenía una
duración de 24 horas y en él se registraba:
Tiempo de descanso, Tiempo
de disponibilidad, Tiempo de trabajo distinto a la conducción, Velocidad del
vehículo, Distancia recorrida y Aperturas del aparato de control.
Esta información era muy
útil en el caso de accidentes o denuncias por incumplimiento, precisamente, de
esos tiempos de descanso y conducción. Los chóferes debían llevar en el camión
los discos de los 28 días anteriores.
Por último, y en la
actualidad vigente, el tacógrafo digital. En la era de las nuevas tecnologías,
y siempre en pro del medio ambiente, nace este tacógrafo que no necesita
discos. Toda la información la recoge de forma digital en una tarjeta, que
puede descargarse en el ordenador con un software adecuado. Por supuesto, también
está a disposición de los agentes de tráfico que lo soliciten, y es personal e
intransferible para cada conductor.
No olvidemos la ayuda de
GPS´s y navegadores, pudiéndonos olvidar del mapa de carreteras.
Lejos de ser un utensilio
con afán recaudatorio, el uso del tacógrafo ha pretendido siempre controlar los
períodos de actividad e inactividad, a fin de evitar accidentes en carretera
por cansancio o somnolencia del conductor. De igual manera, nos da información
de si se respetan los límites de velocidad impuestos para ese vehículo en esa
vía. La mejora de las carreteras, la mayor concienciación y la
profesionalización del sector, han hecho que personas como Pablo, sigan en
activo 33 años después de su primer viaje.
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Camión con los colores originales de Transportes M. Tortosa. |