Mi padre, fundador de la empresa, tenía la costumbre de bautizar los camiones antes de que empezaran a circular. Los llevaba hasta Alhabia y don Antonio el cura, bendecía las cabezas tractoras.
En las viseras siempre estábamos sus niños, así que nuestros nombres ya rodaron por Europa allá por los años 80.
Los tiempos han cambiado y esa costumbre ya se ha perdido, pero desde nuestro blog deseamos mucha suerte a los nuevos miembros de esta gran familia.
Bienvenido!
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